La Policía de Brasil reprimió a los hinchas argentinos y el duelo por los octavos de la Copa Libertadores estuvo demorado durante algunos minutos.
El clima estuvo caliente desde el principio. Y todo explotó durante el partido. Los hinchas de San Lorenzo que viajaron a Belo Horizonte fueron recibidos con carteles en el Arena MRV: “¡Fuera argentinos racistas!”, decían algunos pasacalles que fueron colocados en las inmediaciones del estadio, acompañados por insultos.
En el ambiente se respiraba mucha tensión. La atmósfera estaba pesada en Brasil, como suele suceder cada vez que un equipo argentino viaja a esas tierras para disputar partidos internacionales. Promediando los 35 minutos de la segunda etapa, el grupo de fanáticos del Ciclón que se ubicó en una de las tribunas superiores comenzó a intercambiar insultos con los hinchas del Atlético Mineiro que se encontraban del otro lado del cordón policial.
Fue en ese momento cuando los efectivos comenzaron a repartir palazos para la gente de San Lorenzo. Y la represión a escaló a punto tal que los encargados de seguridad tiraron gas pimienta. Algunos hinchas, visiblemente afectados, se vieron forzados a abandonar la tribuna. “Sentimos mucha preocupación por lo que pasó”, dijo Matías Reali. Los gases llegaron hasta el campo de juego y futbolistas de ambos equipos terminaron afectados, por lo que el encuentro se detuvo hasta que pudieron recuperarse. Esa situación llevó a que el árbitro tuviese que adicionar diez minutos.