Cristina mandó un audio que sonó a viva voz en la puerta de su casa y en la Plaza de Mayo.
El peronismo logró concretar una importante movilización que desbordó la Plaza de Mayo para pedir la liberación de Cristina Kirchner. Javier Milei, Mauricio Macri y Patricia Bullrich fueron los más insultados en una movilización que pese a la alta tensión política, transcurrió sin incidentes.
El tamaño de la movilización, una de las más importantes del mandato de Milei junto con la que se realizó en defensa de las universidades públicas, abre interrogantes sobre el rol que tendrá a partir de ahora en la interna peronista Cristina Kirchner, que tras el fallo de la Corte Suprema aparece empoderada y ya empezó a diseñar las listas de la provincia.
En el gobierno prevaleció la prudencia y cierta parálisis. Los hermanos Milei bajaron la orden de no opinar y le pidieron a Santiago Caputo que opere en los medios amigos que la Casa Rosada no tuvo nada que ver con la condena a Cristina.
“Si son fachos de verdad que la vengan a buscar”, sostenía una pancarta firmada por La Poderosa, que daba la bienvenida a Plaza de Mayo. El vallado de Casa Rosada llegaba hasta la Pirámide de Mayo, ocupando un tercio de la plaza, y fueron pocos los que lograron quedar cerca del escenario.
No había nada para ver, pero todos intentaron ubicarse lo más adelante posible. El peronismo una vez más rompió el molde y concretó un acto orwelliano, con gente congregada para escuchar un audio sin imagen de su líder con prisión domiciliaria.
“Vamos que llegamos”, arengaba un hombre con pechera azul, empujando para llegar al vallado. “Este es el Cabildo”, le explicaba un joven de rastas a otro enfundado en una remera con la frase “La Costa con Cristina”.
“Hoy empieza la resistencia”, dijo el locutor del acto. Los organizadores hablaron primero de 500 mil personas y luego subieron la cifra a un millón. Desde la Ciudad dividieron esa cifra por 20. El presidente fue el centro de las críticas: “Traigan el gorila de Milei para que vea”, “Bullrich basura” y el hit del verano 2018 fueron lo más cantado junto al “Vamos a volver”.
En efecto, el nuevo relato del kirchnerismo es emparentar la detención de Cristina con la proscripción a Perón y desde ahí iniciar una “resistencia” que debería concluir con el regreso del peronismo al poder, para indultar a Cristina y “decapitar” a la Corte Suprema y buena parte de la justicia federal.
Decenas de puestos de hamburguesas y choripanes desafiaban el protocolo antipiquetes que, sin policías a la vista, quedó suspendido de facto. También proliferó la venta de souvenirs: una remera con la imagen de un Diego Maradona cosecha 1987 llamaba a defender a los jubilados al lado de pañuelos blancos con la leyenda “La Patria no se vende” en negro.
“Queremos a la morocha libre, vamos a volver”, se ilusionaba Hilda de Pompeya, de 72 años. Muy cerca suyo dos jóvenes saltaban la baranda de Avenida de Mayo para fotografiarse con un vampiro con el rostro de Patricia Bullrich.
“Espero que haya unidad”, reclamaba Lautaro de 33 años con una bandera LGTB colgada de la cintura. “Macri corrupto y ladrón, devolvé la guita, preso ya”, exigía un cartel con letras naranjas sobre cartón corrugado.