Detrás del relato de modernización y austeridad se esconde un festival de negocios para unos pocos.

El PAMI, la obra social que debería ser un bastión de cuidado para los jubilados, vuelve a estar en el ojo de la tormenta. Esta vez, el motivo es una licitación multimillonaria que ha dejado al descubierto sobreprecios escandalosos en la compra de lentes intraoculares, insumos esenciales para cirugías de cataratas, y que afectan directamente a miles de adultos mayores que esperan recuperar su calidad de vida.

La indignación no tarda en llegar cuando se analizan las cifras. Según denuncias realizadas por más de 500 oftalmólogos argentinos, el PAMI está pagando entre cinco y diez veces más por los mismos lentes que los médicos adquieren en el mercado. La diferencia no es solo alarmante; es obscena.

Hasta hace poco, el sistema permitía que cada oftalmólogo comprara los lentes necesarios y luego rindiera las facturas al PAMI. Pero en agosto, mediante la resolución 1737/2025, la nueva conducción libertaria decidió centralizar las compras bajo el argumento de garantizar “trazabilidad, stock y control”. Una licitación por $80.000 millones fue lanzada con bombos y platillos, prometiendo eficiencia y ahorro. Sin embargo, lo que llegó fue un desastre administrativo y financiero que perjudica directamente a los jubilados.

Implantec S.A. vendió lentes Acryfold a médicos por $24.800 cada uno, mientras que al PAMI se los facturó a $162.166
Visión Médica S.A. ofreció lentes Eyeol por $28.249, pero el PAMI pagó $279.704 por unidad
MCZ presupuestó lentes Auroflex a $32.000 más IVA; el PAMI desembolsó $177.939 por el mismo producto

¿El resultado? Un sobreprecio que, en algunos casos, llega a multiplicar por diez el valor real del insumo. La centralización no solo trajo estas cifras escandalosas, sino también demoras significativas en la entrega de los insumos. Cirugías programadas deben ser reprogramadas debido a la falta de lentes en tiempo y forma, lo que prolonga la espera de miles de jubilados que necesitan recuperar su visión. Es decir, no solo se paga más: también se atiende peor.

Mientras tanto, desde el PAMI intentan justificar lo injustificable. Aseguran que los precios incluyen no solo los lentes, sino también soluciones viscoelásticas, logística y trazabilidad, además de garantizar una provisión continua. Incluso compararon sus costos con los de otras obras sociales (las más caras del país) como OSDE o la del Poder Judicial, argumentando que sus gastos son menores. Algo absurdo si se tiene en cuenta la brecha abismal entre lo que paga un médico en un mostrador y lo que desembolsa el Estado.

El patrón de corrupción de La Libertad Avanza
Este caso no ocurre en un vacío: es parte de un patrón más amplio que ha caracterizado a la actual gestión del PAMI y al gobierno libertario en general. En las últimas semanas, se acumulan denuncias por manejos turbios en licitaciones de alimentos, medicamentos e insumos para personas con discapacidad y contrataciones con empresas vinculadas a funcionarios como Karina Milei y Lule Menem. Todo esto bajo un discurso oficial que prometió para ganar las elecciones austeridad y transparencia, pero que en los hechos perpetúa prácticas opacas y beneficios para unos pocos.

El cinismo es difícil de digerir: mientras se recortan medicamentos gratuitos y se ajustan jubilaciones, se firman contratos multimillonarios con laboratorios que inflan precios descaradamente. Esto sin contar que desde mediados de 2023 cada miércoles los jubilados reclaman condiciones de vida dignas, el acceso a las moratorias y por eso son reprimidos ferozmente por las fuerzas de seguridad de Patricia Bullrich.

Así las cosas, desde el gobierno de Javier Milei prometieron eficiencia y terminaron entregando corrupción; prometieron transparencia y avanzaron con negociados oscuros; prometieron cuidar a los jubilados y los dejaron amenazados bajo gases lacrimógenos y palos con un nivel de vida que se deteriora cada día que pasa.

By Brian

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