En Arroyito, Córdoba, Javier Milei arrasó con el 80% de los votos, pero hoy las filas frente al municipio son cada vez más largas. La gente exige salud pública, asistencia alimentaria, ayuda para pagar servicios y respuestas urgentes, mientras el ajuste libertario ahoga los recursos locales.

“Votaron a Milei, pero nos piden que gobernemos como el kirchnerismo”, dijo el intendente Gustavo Benedetti, que atraviesa una crisis social sin recursos y con demandas que crecen día a día. La frase refleja una paradoja que se repite en muchos municipios cordobeses: la población apoyó un modelo de ajuste feroz, pero necesita políticas públicas que ese mismo modelo destruye.

En San Marcos Sud, la intendenta se sumó a las críticas. Usó el propio eslogan presidencial, “no hay plata”, para denunciar el abandono del Estado nacional. Mientras tanto, en Río Tercero, cientos marchan contra los 250 despidos en una petroquímica, otra postal del deterioro económico que golpea incluso a ciudades industriales.

La realidad que emerge es clara: los votos no llenan la heladera y el “no hay plata” libertario se traduce en más pobreza, más desempleo y más desamparo. La demanda social empieza a chocar con las consecuencias del ajuste, y el malestar crece en el corazón del electorado que lo apoyó.

By Brian

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