Lucas Facundo Amaya, músico de Burzaco de 36 años, murió esta madrugada luego de enfrentar durante más de tres años una dura batalla contra el cáncer. Lucas no solo luchaba contra la enfermedad: también debió luchar contra el abandono del Estado. Fue uno de los miles de pacientes oncológicos a los que el gobierno de Javier Milei les quitó los medicamentos que necesitaban para sobrevivir.

“Cuando el gobierno le sacó la medicación, el cáncer hizo metástasis a una velocidad espantosa. Si hubiera recibido los remedios a tiempo, podría haber peleado. Lo asesinó el gobierno nacional”, relataron sus allegados con profunda bronca.

Lucas era director de la roda de samba Turma Pagodera y se atendía en el Instituto Marie Curie. Con el cambio de gestión, el Ministerio de Salud desmanteló el área de medicamentos oncológicos, cortó convenios y dejó de entregar insumos esenciales para tratamientos graves. La provincia de Buenos Aires tampoco pudo responder, ya que depende de las partidas que Nación decidió no enviar.

A pesar de la difusión del caso, Lucas solo pudo acceder a la medicación gracias a la intervención de la Asociación Civil Sostén. Pero ya era tarde. La semana pasada, los médicos le dijeron que no había más que hacer y lo enviaron a su casa a morir.

Lucas no es una excepción. Desde la asunción de Milei, al menos 60 personas murieron por falta de medicamentos oncológicos, según denunció la Federación de Profesionales de la Salud. El Estado abandonó a miles de pacientes. El ajuste no es solo un número: es una política que mata.

By Brian

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